Vivimos en una sociedad hiperconectada. Para lo bueno, para lo malo y para lo peor. Utilizamos los millones de dispositivos móviles que se venden en el mundo principalmente para comunicarnos, para compartir emociones, información, datos. Normalmente con la gente que queremos, pero cada vez más con «amigos»en el mundo digital, y con empresas que lo quieren saber todo de nosotros. Muchos de esos datos los compartimos sin ser conscientes de que lo estamos haciendo. Nosotros por inconsciencia y desconocimiento tecnológico, y las empresas rozando los límites de la ilegalidad. O traspasándolos. El uso del Big Data cambiará nuestro futuro como sociedad.
El Director japonés Keiichi Matsuda, a quien tuvimos la oportunidad de conocer en persona y charlar en el entorno de las conferencias internacionales de arte y tecnología hace ya 8 años en Bilbao, presentó por aquel entonces su visión del futuro relacionado con esta hiperconexión de la sociedad. Un futuro ciertamente inquietante, completamente digitalizado y en cierta forma apocalíptico. El director de cine John Carpenter bien podría dirigir una nueva entrega de sus películas apocalípticas con Kurt Russel en Los Ángeles o Nueva York, pero esta vez a través de esta ambientación hiper digitalizada.
Hace 8 años, esta visión de la sociedad (actualizada por el director hace 3 años en el vídeo de este post) causaba entre el público cierta risa, pero hoy en día parecemos estar condenados a que se haga realidad en un futuro no muy lejano. La deshumanización de la sociedad.
Esta hiperconexión hace que se generen cada momento millones de datos, auténticos desiertos indescifrables, que suponen el boom del big data y la aparición de los arqueólogos del siglo XXI que ayudan a interpretar estos datos para que las empresas puedan tomar decisiones en base a estos análisis de datos masivos. Desde mejorar nuestro rendimiento deportivo, ofrecernos servicios y productos más personalizados, o detectar necesidades de infraestructuras que mejoren la calidad de vida de los habitantes del planeta. Con la aparición en escena de la Inteligencia Artificial, las posibilidades se multiplican entorno al análisis y uso de estos millones de datos, y algunas empresas y entidades comienzan a utilizar también esta información para vigilarnos, realizar detenciones preventivas, para decidir si somos válidos o no para acceder a un crédito, a un trabajo o para despedir a profesores en base a los resultados académicos globales de las Universidades. Y como no, para señalar e incluso matar selectivamente. En resumen, para aumentar las diferencias y desigualdades sociales. Es lo que llamamos el lado oscuro del Big Data.
Debajo de todos esos procesos complejos de captura, análisis e interpretación del big data hay algo que supone la base y la verdadera clave de la tecnología. Las personas. No nos equivoquemos, el origen y finalidad de estos datos masivos se encuentra en las propias personas. Pero en cambio, a la hora de configurar los algoritmos de estos sistemas complejos de análisis y tomas de decisiones, nos olvidamos precisamente del ingrediente principal, de las variables humanas, de las emociones, de los condicionantes sociales, y en definitiva con todas aquellas cosas que tienen que ver con el ser humano. Y dejamos el poder de decisión a los propios algoritmos, a las máquinas. Es el comienzo del fin de la sociedad como tal, y el respeto hacia nosotros mismos como humanidad. STOP.
Humanizar la tecnología, incluso los millones de datos que se originan en el universo, es uno de los objetivos de ElektrART y de otros muchos artistas internacionales que crean en el entorno de la unión entre arte y tecnología. La utilización de datos masivos para crear obras de arte de carácter físico o digital, favorece a la comprensión de esos millones de datos por parte de la ciudadanía, y a establecer una conexión emocional y más humana entre las personas y la propia tecnología. La Cultura y el Arte son universales, si bien la tecnología no lo es, dado que depende en gran medida del acceso a la misma, de su desarrollo y de su uso dependiendo del contexto. Y mucho menos lo es la tecnología digital. Es por ello, que la conversión de los sistemas complejos relacionados con el big data o la inteligencia artificial a entornos visuales artísticos, contribuye a la humanización de esta y otras tecnologías.
Los artistas utilizan datos de diferente índole para sus propias creaciones. Desde los datos originados por sus propios desplazamientos durante años, como el caso del artista Stephen Cartwright, quien durante los últimos 20 años ha ido anotando casi absolutamente todo lo que ha llevado haciendo en el día a día para convertirlo después en esculturas abstractas basadas en esos mismos datos, hasta Refik Anadol, el artista turco residente en Los Ángeles que crea espectaculares instalaciones de arte digital basadas en datos reales que se generan en diferentes entornos. Es el caso de su célebre instalación “Virtual Depictions” que representa la actividad en tiempo real de Twitter en la ciudad de San Francisco, transformada en una obra de arte digital de enormes dimensiones e integrada con la arquitectura de la ciudad.
O su más reciente y espectacular obra “Meelting Memories” que representa en parte la propia actividad cerebral de las personas a través de complejos sistemas neuronales monitorizados con tecnologías proporcionadas por el Neuroscape Laboratory de la Universidad de California en San Francisco.
En 2015 parte del equipo de ElektrART coincidió con el artista en Los Ángeles y conocimos de primera mano algunos de sus trabajos y sus nuevas investigaciones en el ámbito de los algoritmos e inteligencia artificial aplicada la creación artística. Durante este año 2019, “Meelting Memories” ha sido expuesta por primera vez en España en el ámbito del LEV Festival celebrado en Gijón durante el mes de mayo.
En ElektrART nos encontramos trabajando actualmente en el desarrollo de nuevos sistemas de interpretación artística basados en grandes cantidades de datos en tiempo real. “The Beat of Bilbao” es una obra de arte digital que estamos creando y que representa el latir de la ciudad de Bilbao a través de la actividad de sus propios habitantes.
Esta actividad se basa en datos reales existentes a través de los sistemas Open Data y en datos obtenidos a través de diferentes sensores que proporcionan información de la propia ciudad. Este proyecto artístico, actualmente e desarrollo, se encuentra en una fase intermedia en la que la pieza principal y central que representa a la propia ciudad, cobra vida con la presencia de la propia ciudadanía.
The Beat of Bilbao from ElektrART, Art and Technology
De cómo humanizar la tecnología a través de la creación artística y acercar el potencial de la unión entre arte y tecnología a la ciudadanía, seguiremos hablando en nuestro blog de ElektrART. Aprovecha a disfrutar de nuestro portfolio creativo y contacta con nosotros sin compromiso para cualquier comentario que nos quieras hacer.