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Integramos y repetimos muchas palabras de forma tan vacía en nuestros “discursos” que acaban perdiendo su fuerza. Desde hace mucho tiempo, “Innovación” es una de ellas.

Está en todos los planes estratégicos, en todos los discursos institucionales, en cada presentación de empresa, en todas las declaraciones de intenciones de emprendedores y emprendedoras. ¿Pero cuántas empresas e instituciones son capaces de pasar del PowerPoint a la práctica y llevar la “Innovación” más allá de las diapositivas de sus presentaciones?

Durante años además hemos asociado innovación a inversión tecnológica. Sabemos que generalizamos, pero es una realidad. Máquinas más rápidas, softwares más potentes, procesos más automatizados, la Nube, la IA… Todo eso es valioso, pero no siempre suficiente. Porque una empresa puede tener la última tecnologías y seguir pensando con los mismos esquemas de hace décadas.

La verdadera innovación aparece cuando se abren espacios creativos dentro de la organización. Cuando se integran miradas distintas, incluso incómodas, que cuestionan lo establecido. Y ahí el arte tiene mucho que aportar. No solo en la innovación de los procesos, servicios y productos, sino en la propia declaración de intenciones y posicionamiento de las empresas respecto a su propia competencia. Incluso en su profunda visión de existencia como empresa.

Un ejemplo revelador es el de BMW, que desde los años 70 invita a artistas a intervenir sus coches. Convirtiéndolos en los famosos y deseados BMW Art Cars.

Este impactante proyecto comenzó en 1975 con el primer BMW Art Car diseñado por Alexander Calder y que se presentó en Circuito de la Sarhte en Le Mans. A Alexander Calder le han seguido artistas como Andy Warhol, Jenny Holzer, Jeff Koons, Esther Mahlangu, Ólafur Elíasson o el artista multimedia Cao Fei entre otros, interviniendo este último el coche a través de realidad mixta. Su último BMW Art Car ha sido diseñado por el artista visual Julie Mehretu en este año 2025. Año en el que este proyecto realmente innovador para una empresa de automoción como BMW celebra su 50 aniversario.Y aquí puedes leer la historia de este proyecto innovador de unión de arte y tecnología.

BMW Art Car Jenny Holzer

BMW Art Car intervenido por Jenny Holzer

No se trata de decoración. Es una verdadera declaración de intenciones. Un gigante industrial abriendo sus puertas a la sensibilidad artística para replantear su propia identidad. Aquella apuesta simbólica les convirtió en referente no solo tecnológico, sino también cultural y creativo que perdura en el tiempo. Sus BMW Art Cars se han convertido en historias vivas consiguiendo una narrativa diferenciada para BMW. El propio BMW Art Car diseñado por Andy Wharhol compitió en Le Mans y pasó de ser 6º en la general en la carrera de 1979 a ocupar su lugar como pieza codiciada de museo.

Con este proyecto BMW ha conseguido además un posicionamiento de marca que va mucho más allá del sector de al automoción proyectando innovación cultural que transita desde la ingeniería al arte. Ha conseguido atraer a su marca nuevas audiencias, conectando con amantes del arte y la cultura más allá del público automovilístico. Y por supuesto ha conseguido un enriquecimiento interno, en términos de innovación y creatividad, generando proyectos creativos que inspiran a los propios equipos y personal de BMW.

BMW Art Car Frank Stella

BMW Art Car intervenido Frank Stella

Hoy, muchas empresas podrían dar un paso parecido: invitar a creadores, tecnólogos y artistas a participar en sus procesos, no como “adornos”, sino como catalizadores de cambio.
 Porque solo cuando creatividad y tecnología se encuentran, la palabra innovación recupera su sentido original.

En la historia corporativa, las palabras “innovación” y “creatividad” necesitan combustible que las sostenga. No bastan los discursos. La innovación auténtica ocurre cuando la tecnología se encuentra con la sensibilidad y cuando se invita al arte no como adorno, sino como impulso generador. Así, la innovación deja de ser una palabra hueca y empieza a ser real.

En elektrART llevamos años habitando esa frontera entre arte y tecnología, acompañando a instituciones y empresas que han decidido dar un paso más allá del discurso y abrirse a procesos creativos reales. Sabemos que cuando la creatividad entra en juego, los resultados nunca son previsibles, pero son siempre transformadores: nuevas narrativas para las marcas, nuevas formas de conectar con la sociedad, nuevos caminos para repensar territorios, productos y servicios.

Ese es nuestro trabajo y nuestra convicción: que la innovación auténtica ocurre cuando la sensibilidad y la tecnología se encuentran.
Y en ese cruce de caminos es donde más nos gusta estar. Contacta con nosotros y exploramos un futuro sin límites.